Llueve.
Estoy relellendo por n-ésima vez Oceà, de Alessandro Baricco. Y no he tenido un buen día en el trabajo.
Quizás por eso, una vez más, al pasar por cierta estación, he buscado a alguien con la mirada.
Y como tantas otras veces, no he encontrado más que miradas ausentes de desconocidos esperando otro tren.
Ha pasado mucho tiempo. Me he preguntado si sería capaz de distinguirla en una estación apenas iluminada, a través de unos cristales empañados. Quizás ahora lleve el pelo más largo, o más corto, o de otro color.
He dudado...
El tren se ha puesto en marcha. Éso es precisamente lo que reconocería de ella: su forma de caminar.
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ejem
ejem
firma: balasul
ejem
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firma: balasul